Proveniente de los mares del Atlántico, la raya, después de ser capturada y eviscerada, es salada y seca. Debido a estos procesos de cura y de seca, este producto adquiere unas características organolépticas únicas. Tiene una carne blanca, un olor y sabor característicos con predomínio de la sal y sabor a mar y una textura filamentosa firme y jugosa. El producto pesa entre 0,8 y 1,00 kg.
El producto debe mantenerse en el refrigerador hasta que se esté desalado. El proceso de remojo de la raya debe seguir los mismos procedimientos que para el bacalao salado seco.